Llevo siete años viviendo en el barrio Bellas Artes. Desde entonces, tengo el mismo vecino del 33.
—Hooola vecina… ¿usted trabaja en la Universidad Católica, cierto?
He vivido sola. Me casé. Adopté un perrito.
He pasado por siete trabajos.
Una vez intenté corregirlo. Le conté que ya no.
Días después, al cruzarlo de nuevo:
—Hooola chiquitita… ¿usted trabaja en la Católica, cierto?
Desde entonces, no lo corrijo.
A veces quisiera vivir en su memoria. Quisiera que algo se quedara quieto en medio del caos.
—Sí, vecino, en la Católica.
Y por un segundo, todo vuelve a estar en su lugar.

Deja un comentario